5 de septiembre de 2017--La llamada crisis de refugiados en Europa transformó la política de migraciones para dar aún más relieve a lo político. En la medida en que gobiernos buscaron soluciones, comenzaron debates sobre la necesidad de una conferencia internacional para propiciar acciones colectivas relacionadas con movimientos de envergadura respecto a migrantes y refugiados.

OBMICA asistió al encuentro celebrado este 31 de agosto pasado, en Santiago de ChileOBMICA asistió al encuentro celebrado este 31 de agosto pasado, en Santiago de Chile

Eventualmente, se celebró una cumbre en septiembre de 2016, auspiciada por Naciones Unidas, cuyo resultado principal fue que estableció la voluntad política de estados para obrar a proteger a refugiados y migrantes, al dirigirse a retos emergentes en materia migratoria.

Se decidió organizar una conferencia inter-gubernamental en 2018 en la cual se va a presentar el pacto global para una migración segura, ordenada y regular para la adopción de parte de los estados concernidos. Los compromisos en la declaración incluyeron: proteger los derechos humanos de refugiados y migrantes; independientemente de su estatus, asegurar que todos los/as niños/as refugiados y migrantes reciben educación dentro de los primeros meses de arribar al país de destino; condenar la xenofobia de cara a refugiados/as y migrantes y apoyar una campaña global para enfrentarla; y respaldar los aportes positivos de migrantes al desarrollo económico y social en los países anfitriones. Además, es significativo que, en el contexto de la conferencia de septiembre de 2016, en Nueva York, las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han acordado “una relación más cercana”, y la OIM viene siendo una “organización relacionada” a la ONU.

En febrero de 2017, el Representante Especial del Secretario General (SRSG, por sus siglas en inglés), Peter Sutherland, publicó el “Informe Sutherland”, haciendo recomendaciones para fomentar la gobernanza de las migración a escala global, que son relevantes para el proceso de la elaboración de los pactos. Estas recomendaciones incluyen ideas específicas para cooperación multilateral vinculada a migrantes en situaciones de vulnerabilidad, oportunidades mejoradas para movilidad laboral, y retornos efectivos y humanos. Sutherland trató, además, el tema de minilateralismo y subrayó la necesidad de empoderar a gobiernos locales asegurando que estén incluidos en la arquitectura de la gobernanza global de las migraciones.

De manera que después de un periodo de proliferación y fragmentación en la gobernanza global de las migraciones, el lanzamiento de los pactos ofrece una medida para mejor anclar a las migraciones dentro del sistema de la ONU. Dos factores subyacen la voluntad cada vez más alineada de estados del norte global y del sur global en su apoyo para un rol más amplio de multilateralismo en migración. Por un lado, el hecho de que sobresale la importancia política de la migración. Por otro lado, el proceso de aprendizaje y creación de confianza derivados de los diálogos sub-regionales en las últimas dos décadas. Por prácticamente primera vez, los estados están dispuestos a discutir las dimensiones de derechos humanos, seguridad, desarrollo y gobernanza de la migración internacional en el marco de las Naciones Unidas.

La primera consulta regional: Las Américas

“Raya en un milagro”, remató un alto funcionario de Naciones Unidas, el 31 de agosto en Santiago de Chile, al alabar la realidad del proceso emprendido para arribar a tener los pactos globales. Esto así porque los estados han privilegiado tradicionalmente su soberanía en detrimento a políticas mancomunadas entre estados para tratar las complejidades de las dinámicas migratorias. En el marco del nuevo proceso global se contempla llevar a cabo cinco consultas regionales, comenzando en Las Américas. OBMICA fue convocado a participar en esta primera consulta en Chile en agosto.

El encuentro ha conocido tres informes clave: sobre América del Sur, México/Centro América y el Caribe insular. La Directora de OBMICA fungió como comentarista de cara al documento sobre los desafíos para esta última región.

Estuvieron presentes actores clave involucrados en el proceso, incluyendo la Directora General Adjunta de la OIM, Laura Thompson, y Louise Arbour, Representante Especial del Secretario General para la migración internacional y Secretaria General de la Conferencia intergubernamental.
Participaron dos personas de la Cancillería dominicana, desde Santo Domingo. Aparte de los informes geográficamente enfocados, también se desarrollaron paneles con temáticas de peso en materia migratoria. Fueron debatidas temáticas como las siguientes:

  • Los derechos humanos de todos los migrantes, la inclusión social, cohesión social y la lucha contra todas las formas de discriminación, como el racismo, la xenofobia y la intolerancia.
  • La respuesta a los factores que impulsan la migración, incluidos los efectos adversos del cambio climático, los desastres naturales y las crisis creadas por el hombre, mediante la protección y la asistencia, el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la prevención y resolución de conflictos.
  • La cooperación internacional y la gobernanza de la migración en todas sus dimensiones, en particular en las fronteras, en tránsito, la entrada, el retorno, la readmisión, la integración y la reintegración.
  • Las contribuciones de los migrantes y las diásporas a todas las dimensiones del desarrollo sostenible, incluidas las remesas y la transferibilidad de las prestaciones ganadas.
  • El tráfico de migrantes, la trata de personas y las formas contemporáneas de la esclavitud, en particular la identificación, protección y asistencia apropiadas a los migrantes y las víctimas de la trata.
  • La migración irregular y por vías regulares, incluida el trabajo decente, la movilidad laboral, el reconocimiento de las aptitudes y cualificaciones y otras medidas pertinentes.

Dado la fragmentación que ha caracterizado la evolución de la gobernanza de la migración a escala global en las últimas décadas, el proceso de los pactos globales es oportuno. Esta fragmentación ha tenido tanto implicaciones positivas como negativas para la cooperación. A veces ha permitido “coaliciones de gente de buena voluntad” afinar una agenda antes de pasarlo al sistema de Naciones Unidas. En otras ocasiones ha ofrecido oportunidades a estados soslayar mecanismos multilaterales pre-existentes. En fin, el proceso de los pactos globales es una oportunidad para conciliar estos acontecimientos accidentados y buscar una coherencia anhelada.

En este contexto es necesario que el Caribe insular afiance un mecanismo de diálogo inter-estatal (tal y como existe para America del Sur y México/Centroamérica, desde hace décadas), con el apoyo de la OIM y otros actores clave, tendiente a mejorar su participación cohesionada en el escenario regional e internacional.