30 enero 2016--OBMICA da a conocer un artículo importante de la experta en migraciones, Colette Lespinasse, que se desempeña en la actualidad como consultora independiente después de fungir durante muchos años como Directora del Grupo de Apoyo a Repatriados y Refugiados (GARR), basado en Puerto Príncipe. Ella hace un reportaje sobre una visita a los campamentos de Anse-à-Pitres en la frontera haitiano-dominicana en enero de 2016, que alojan a expulsados dominicanos y haitianos desde el vecino República Dominicana.

Analiza la situación desde la perspectiva del país receptor que tiene que acoger a una cantidad descomunal de miles de personas de ascendencia haitiana obligadas a cruzar la frontera en el segundo semestre de 2015. 

 

Una mirada sobre las expulsiones desde el lado haitiano de la frontera

por Colette Lespinasse

 

En el municipio de Anse-à-Pitres que hace frontera con la República Dominicana, hay cuatro campamentos establecidos: Pak Kado I, Pak Kado II, Tete à l’eau y Fonds Jeanette. En enero de 2016 suman 550 familias, alrededor de 2500 personas, enfrentando el hambre, el ocio, la ausencia de servicios básicos, la ausencia de documentos de identidad entre otros.

Estas personas han llegado en Haití al finalizarse el proceso de registro de inmigrantes, en el marco de la implementación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros en Situación Irregular (PNRE). El registro de inmigrantes terminó el 17 de junio de 2015. En la medida en que se acercaba a esta fecha, las amenazas contra los inmigrantes se intensificaron, sea de parte de personas mal intencionadas de la vecindad, sea por los medios de comunicación, por las autoridades, o grupos de la sociedad civil, de manera que numerosos inmigrantes haitianos tuvieron que huir por la frontera. A mediados de agosto, las expulsiones efectuadas directamente por las autoridades han comenzado mientras que han seguido los llamados retornos "voluntarios", al decir de las autoridades dominicanas. Pocas personas de los/as expulsados tuvieron el tiempo de llevar con ellos sus bienes, cosechar sus conucos o cobrar sus sueldos.

Según los datos compilados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que ha hecho el monitoreo con las organizaciones haitianas sobre estas travesías, el número de expulsados que ha llegado a la frontera entre el 17 de junio y el 31 de diciembre de 2015 totaliza 55,551 personas, mayormente hombres (65%). De este total, 32,952 personas afirmaron haber regresado espontáneamente bajo las presiones de amenazas, mientras que alrededor de 23,000 personas fueron deportadas oficialmente sea por las autoridades de migración o por los militares. 7.3% de las 30,644 familias deportadas se había registrado en el PNRE.

 

La acogida en Haiti

Video reportaje sobre campamentos en Anse-a-pitre

La instalación de cuatro campamentos a Anse-à-Pitres ha beneficiado de una cierta "autorización" de parte de las autoridades competentes del ayuntamiento de este municipio. Respondiendo al llamamiento del entonces Primer Ministro Evans Paul que había instruido a todas las municipalidades a ofrecer una acogida calurosa a los deportados, el alcalde de Anses-à-Pitres ha permitido a los recién llegados a establecerse en los terrenos del Estado cerca de la frontera o en los terrenos privados con el consentimiento de sus propietarios.

"Las autoridades del municipio nos habían avisado que los repatriados podían llegar entre nosotros, puesto que hay un punto de tránsito aquí. Cuando hemos visto llegar a los primeros grupos a comienzos de julio, se les hemos acogido, porque no podemos rechazarles. El primer grupo ha llegado el 7 de julio de 2015. Fue compuesto de 22 familias totalizando alrededor de 57 personas. Las personas se pararon donde nosotros en Fonds-Jeannette, muy cerca de una fuente de agua. Como he visto que no tienen donde refugiarse, he llamado al alcalde que me ha dicho de hacer todo lo posible para ayudarles. Les he dado esta parte de un terreno donde acababa de cosechar maíz para que pudieran instalarse. Luego, en la medida en que otras personas han llegado por el mismo punto fronterizo, el campamento se ha ampliado hasta alcanzar una centena de familias. Los comunitarios les han ayudado al ofrecer todo tipo de cosa para fabricar una carpa (paja, cartones, zinc, tela vieja). Nos hemos endeudado para proveerlos alimentos y para hacer los funerales de una mujer que murió en el campamento. Y desde entonces están aquí y no sé cuándo es que van a salir". --Testimonio de Joanes, agente del municipio de Anses-à-Pitres que ha acompañado a los repatriados del campamento Fonds Jeannette desde el comienzo de su llegada.

 

El año escolar truncado

Foto: Chris Katsarov Luna

Numerosos niños/as acompañados por sus padres se encuentran en los cuatro campamentos inventariados en Anse-à-Pitres. La mayor parte de ellos nacieron en RD. La repatriación ha ocasionado para ellos la pérdida del año escolar y tal vez el retiro definitivo de la escuela. Algunos adolescentes entre ellos que viven en los campamentos están inscritos en las escuelas nacionales y comunitarias de la vecindad, pero la mayoría de los/as niños retornados no va a la escuela. "Hemos censado a niños/as que deben de ir a la escuela y hemos inscrito a ellos en la escuela nacional y de la comunidad. Pero hasta la fecha, no pueden comenzar su clase porque no tienen ni ropa ni zapatos", cuenta Joanes, el agente del municipio de Anse-à-Pitre a Fonds Jeannette. Hay que recordar que el comienzo oficial del año escolar tuvo lugar en septiembre. Al responder a la pregunta de qué es lo que hace el Estado haitiano en lo relativo a la educación para estos niños/as, Joanes responde negativamente. "Las personas están ahí de manera provisional, pero ya han pasado ocho meses y no sabemos cuándo es que van a partir. En lo inmediato debemos ocuparnos de la educación de estos niños/as. Así es que hemos tomado la incitativa de hacer el registro en la escuela nacional esperando que el Estado nos iba a acompañar. Pero hasta la fecha estamos todavía a la espera", explica nuestro informante.

 

El problema de documentos de identidad

Numerosas personas han sido expulsadas del territorio dominicano bajo el alegato de que están en una situación irregular, es decir que no disponen de documentos que les permiten vivir en el país, aunque las familias registradas en el PNRE no han sido eximidas, ni las personas que ya tuvieron el estatus de residentes. 30,4% de los repatriados ha afirmado al llegar que dispone de un documento oficial haitiano (sobre todo un acta de nacimiento), mientras que 6% ha declarado poder contar con documentación de identidad dominicana. Pero numerosas personas no tienen ningún documento. Varios niños/as encontrados, nacidos en RD, tienen en efecto una confusión de identidad, no sabiendo quiénes son.


¿Cuáles son las posibilidades de reinserción para los retornados?

Las repatriaciones de 2015 tuvieron lugar en un contexto extremamente difícil para Haití. El país ha pasado por una crisis de gobernanza agravada por una mala gestión de la organización de las elecciones cuyos resultados son cuestionados. En el plan económico, las inversiones han sido débiles, el derroche de recursos y la corrupción persisten y los escasos recursos del país no están canalizados hacia la satisfacción de las necesidades reales de la población. La economía está estancada con una tasa de crecimiento en 2015 de 1.7%. En estas condiciones, los repatriados enfrentan grandes dificultades para reinsertarse en sus comunidades de origen, puesto que las razones que han motivado su salida persisten y hasta se han agravado.

Muchos repatriados vienen de familias que viven de la agricultura (15,977 familias de 34,624 inventariadas), las otras del comercio, construcción y trabajo doméstico. En general, al regresar a Haiti, los repatriados se dirigen a las zonas rurales de donde vienen en su mayoría. Pero hay poco empleos disponibles en este ambiente donde la agricultura siendo la actividad principal ha sido en declive durante varios años. Este sector está caracterizado en 2015 por una descapitalización extrema de los terrenos agrícolas que se traduce en una incapacidad estructural de cubrir las necesidades alimenticias de la población, estando un 60% de dichas necesidades cubiertas por la ayuda alimentaria.

Los repatriados de regreso deben contar con sus propios recursos o con el apoyo de los cercanos para sobrevivir.

Video reportaje sobre deportaciones desde la RD"Desde nuestro regreso, nuestro día se caracteriza por el ocio. Nuestras actividades se giran alrededor de las necesidades de los/as niños y la limpieza del espacio que nos sirve de albergue. Cuando terminamos estas tareas, intentamos matar el tiempo contando chistes. Antes, estuvimos autónomas económicamente. Hemos trabajado en el campo al participar en la siembra, la cosecha, o estábamos en el pequeño comercio. Ahora no tenemos casi nada a hacer", lamentan dos mujeres repatriadas albergadas en el campamento de Tête à l’eau. Ellas están cansadas de estar de ocio durante todo el día y se sienten humilladas al deber de esperar a que les dé una mano para poder comer ya que antes estaban autónomas.

Haití tiene que ocuparse de esta asignatura pendiente al diseñar las estrategias para movilizar las energías de todos sus hijas e hijos que han emigrado al extranjero o que han regresado. Por ello, los dirigentes deben de asumir que Haití es una tierra de emigración y que políticas de protección y de reinserción de sus migrantes son indispensables. La existencia de esta política puede ayudar al Estado haitiano a dialogar en mejores condiciones con los países de destino, y formar de mejor manera a quienes regresan al país. En 2015, se han dado conversaciones en el seno del gobierno para elaborar una política de migración. Pero esta iniciativa se encuentra en un punto muerto, en virtud de la inestabilidad política.

Hacer clic para leer el artículo in extenso de Lespinasse 


(Nota: Al redactar este artículo, no hubo claridad sobre la posible reubicación de personas desplazadas en estos campamentos de Anse-à-Pitres, promovida por la OIM).