El sociólogo y politólogo habló con nosotros para contarnos cómo arrancó el proyecto OBMICA y qué desafíos tienen por delante el Observatorio, la sociedad civil y los actores que confluyen en la temática de la migración.
¿Qué condiciones se dieron para que la iniciativa OBMICA viera la luz?
La idea del observatorio no procede de Bridget ni mí: es una idea de Frank Báez, quien veía la idea de abrir un observatorio, como una publicación anual (que es lo que hoy conocemos Estado de las migraciones, publicación bandera de OBMICA). Después de un seminario que armamos Bridget y yo, que dio como resultado el "Los restos del Desarrollo Insular", vimos que era viable armar esa idea incluso en un sentido más amplio de lo que había pensado Frank Báez y ahí comenzamos a trabajar en esa dirección. Inicialmente, el proyecto tenía un padrinazgo, por un lado de FLACSO, y, por otro lado, de UNIBE, a través del Centro de Investigación y Estudios Sociales, y con el tiempo el OBMICA fue creando un perfil institucional propio.
¿Qué espacios de reflexión sobre la temática migratoria anteceden OBMICA?
Este tipo de iniciativa no surge de la cabeza de una persona. En ese sentido, hay cuestiones históricas que hay que tomar en cuenta. De un lado, el reconocimiento de que había pocas reflexiones sistemáticas en materia de migraciones en el país y había que crear un espacio institucional que asumiera como suyo la tarea de fortalecer los estudios sobre migraciones. En segundo lugar, y que termina siendo lo más relevante, la investigación en materia de migración en el país es pobre y cada vez era más necesario, no solo investigar la migración, sino generar políticas públicas. La urgencia de atacar la cuestión de la migración no sólo desde el punto de conocimiento que le interesa a la academia sino también en torno a la necesidad de generar incitativas ordenadoras del fenómeno migratorio.
En el año 2004 se aprobó la Ley de Migración, pieza que diseñamos en una primera parte Frank Báez y yo, junto con Carmen Amelia Cedeño, y a partir de ahí se genera un nuevo tipo de debate en el tema migratorio, donde es clara la urgencia de iniciar iniciativas de políticas migratorias. Los esfuerzo del pensamiento conservador de este país por frenar el reconocimiento de derecho a los descendiente de inmigrantes nacidos aquí y por otro la resistencia a cumplir con otras áreas de la ley, generaron una serie de acciones del Estado que armaron escándalos internacionales y de preocupación que le dieron mucho mas fuerzas a la idea de trabajar en este camino.
Además, cada vez era mayor la conciencia de que la sociedad civil tenía que generar iniciativas reflexivas y propositiva que a acompañaran los esfuerzos de acción de abogacía que hacían los grupos de inmigrantes. Todo esto ayudo a que OBMICA no solo surgiera, sino que se consolidara como una institución.
¿Cuales avances ha habido en el país en esta década, de OBMICA en términos de políticas públicas sobre la cuestión migratoria y el derecho de nacionalidad?
Se puede responder la pregunta desde varias formas: desde una óptica radical se puede decir que se ha avanzado poco y en consecuencia casi todo está pendiente. Otra óptica más optimistas:, no hay avances radicales que cambien el curso en que el gobierno ha venido manejando la inmigración, pero hay avances. Yo diría que, como dice Goethe, la naturaleza tiende a estar en equilibrio. Hay una resistencia histórica del Estado de asumir la cuestión migratoria en su agenda, orgánicamente, como un punto central de su programa de desarrollo y ciudadanización y democratización.
¿Cuáles piensa usted que son los principales logros de OBMICA?
Yo citaría tres cosas más importantes de las que OBMICA ha logrado en estos 10 años. Primero, conseguir, con sus investigaciones, una mayor preocupación por el tema.
Segundo, la sistematización de información, a través de sus anuarios, que lo ha convertido en una fuente de consulta obligada para el estudio de la migración en su conjunto, incluso de parte de organismos oficiales que hace unos años rechazaban a OBMICA y que hoy buscan esa información cada vez que sale.
Y por último, en OBMICA ha colocado en el mapa del debate migratorio el tema de género.
Según usted, ¿qué aportes OBMICA en materia del desmonte de imaginarios en la opinión pública se pueden destacar?
Es un tema difícil y OBMICA ha hecho un esfuerzo valioso, con iniciativas de divulgación, de educación y entrenando periodistas, entre otras cosas
Sin embargo eso es solo un componente del problema. OBMICA tiene que entender que sus capacidades para enfrentar esto son limitadas. Esto es una tarea que requiere un esfuerzo más amplio, que requiere alianza entre los actores democráticos interesados en el tema migratorio, creo que tanto las organizaciones como OBMICA no han reflexionado con la flexibilidad que esto requiere con la apertura que demanda la necesidad de unificar esfuerzo algo que le resta eficacias al trabajo. Si no hay un esfuerzo unificado se hace difícil la presencia de una voz distinta en materia de comunicación y la opinión pública. Si se juntaran las organizaciones que trabajan el tema, el impacto sería efectivo.
¿Qué queda pendiente?
OBMICA debe de hacer un esfuerzo para conectarse más y mejor con ámbito de referencia de la emigración, que es España y Estados Unidos.
OBMICA tiene que conectarse con las universidades internacionales que trabajan el tema, para recuperar el tema de la emigración y sus consecuencias. Además, con la diáspora dominicana en el extranjero. OBMICA tiene que hacer un esfuerzo por generar ciertas capacidades de conexiones en las distintas comunidades de diásporas dominicanas. Me parece que es un componente importante del fenómeno migratorio en el mundo para generar políticas, ya no frente a los inmigrantes, sino a los emigrantes.