Raúl Zecca Castel, PhD, es Investigador Posdoctoral en antropología cultural y social en la Universidad de Milán-Bicocca (Italia). Desde 2013, se dedica al estudio de la diáspora haitiana en la República Dominicana y, especialmente, de la población de los bateyes, comunidades afrodescendientes vinculadas al trabajo agrícola en las plantaciones de caña de azúcar. Es autor de los libros Come schiavi in libertà. Vita e lavoro dei tagliatori di canna da zucchero haitiani in Repubblica Dominicana (Arcoiris, 2015) y Mujeres. Frammenti di vita dal cuore dei Caraibi (Arcoiris, 2020), este último ahora disponible en edición dominicana bajo el título Bateyeras. Testimonios de vida desde el corazón del Caribe (Ediciones Cielonaranja, 2022).

 

¿De dónde surge la idea de crear este libro?

Podría decir que surge ante todo del deseo de saldar una enorme deuda humana. Me explico: el libro es el resultado de un largo trabajo de campo que realicé en un batey de la República Dominicana y recoge las historias de vida y los testimonios directos de siete mujeres de origen haitiano con las cuales tuve el placer de compartir mi cotidianidad a lo largo de los seis meses que pasé en la comunidad. Por eso considero que las protagonistas de este libro son las verdaderas autoras, y en el fondo sentía que de alguna forma necesitaba devolverle esa atención que me proporcionaron. Este libro es un homenaje a la mujer bateyera. Asimismo, mi interés era el de resaltar la complejidad de la vida en los bateyes desde una perspectiva femenina y, por lo tanto, visibilizar una realidad marginalizada. En 2015, como fruto de mi primer trabajo de investigación etnográfica en distintos bateyes dominicanos, había publicado un libro sobre las condiciones de vida y de trabajo de los picadores de caña, y en ese caso mi atención se había dirigido por completo hacia los hombres de los bateyes. De ahí la necesidad de investigar también el componente femenino.

¿Qué se quiere lograr con la realización de esta compilación?

El propósito de esta obra es dar a conocer la realidad de los bateyes y, específicamente, de la vida de las mujeres a un amplio público de lectores, no solamente dominicanos, para que puedan concientizarse sobre lo que significa vivir o, más bien sobrevivir, en un contexto de marginalidad y discriminación social, económica y “racial” tan abrumador. Tengo la esperanza de que, a través de las palabras de las protagonistas, el libro sirva como una herramienta de concientización y, personalmente, estoy convencido que la concientización es el primer paso necesario hacía la transformación y el progreso.

¿Cómo escogieron los participantes en el proyecto y cómo fue el proceso de recopilación de los testimonios?

La verdad es que todo fue muy natural y espontáneo. Suelo decir que no fui yo a elegir las voces que componen el libro, sino que fueron ellas mismas a transformarse en las protagonistas. Es una compilación de relatos, experiencias, historias de vida. Quiero subrayar que el libro es fruto de un trabajo colectivo y colaborativo. Ni siquiera grabé las entrevistas y las conversaciones que tuve con las mujeres, pero sí recogí muchísimos apuntes y reflexiones que en un segundo momento envié a las siete protagonistas para que pudieran hacer todas las intervenciones que desearan, modificando, cortando o integrando el texto, y así reconocerse plenamente en el libro. Quisiera también añadir que este libro no es representativo de la mujer bateyera. Ese no era mi intento. Al contrario: cada una de las siete protagonistas es representativa solo de sí misma, de su experiencia particular.

 

¿Cuáles son los planes de difusión del libro?

Para mí fue una gran satisfacción la edición dominicana, después de aparecer en Italia por Edizioni Arcoiris. Tengo que agradecer a Miguel D. Mena, del editorial Cielonaranja, porque desde el principio creyó en este proyecto y trabajó para que finalmente pudiera circular, tanto a través de su comercialización como a través de su promoción cultural en la próxima feria del libro (FIL) hacia fines de abril en la zona colonial de Santo Domingo. Mi mayor deseo ahora sería que el libro pueda publicarse en francés o, mejor todavía, en Kreyol, para que pueda circular en Haití.