La xenofobia se ha puesto de manifiesto de forma creciente en numerosas sociedades, afectando gravemente a las personas migrantes, sus familias y las comunidades tanto en el Caribe como en otras partes del mundo. Para abordar esta tendencia, los Comités de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) y la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (CMW), han ido formulando cada vez más recomendaciones a los Estados Parte para prevenir y combatir la xenofobia, el racismo y sus efectos. Se han planteado el reto de redoblar los esfuerzos para hacer frente a esta “pandemia social y política” que alimenta la discriminación, el odio, la exclusión social y la desigualdad.

Ante ese panorama se celebró en Toronto, Canadá del 17 al 18 de octubre del 2024 una consulta regional de expertos en la que participaron dos representantes de OBMICA, la directora Bridget Wooding y la investigadora asociada Allison Petrozziello. Las consultas regionales informan el proceso de elaboración de dos Recomendaciones generales conjuntas que vienen desarrollando los dos Comités (RG 38 y 39 del CERD o en la nomenclatura del CMW, Observaciones generales 7 y 8), sobre los principios relativos a las políticas públicas integrales para abordar y erradicar la xenofobia y su impacto en los derechos de las personas migrantes, sus familiares y otros grupos no nacionales (o percibidos como tales) afectados por la discriminación racial y todos los motivos interseccionales de discriminación.

“La xenofobia y el racismo se manifiestan no solo de forma interpersonal sino también estructural” comentó la Dra. Petrozziello. “Por tanto es importante que los Estados reconozcan el racismo en todas sus formas e intersecciones, y tomen medidas proactivas para combatirlo”.

Elogió el hecho de que las nuevas directrices adoptan un abordaje interseccional a la xenofobia y el racismo. La interseccionalidad es un concepto básico para entender el alcance de las obligaciones estatales en cuanto a la protección de los derechos humanos y la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de las personas migrantes. Desde esta perspectiva se percibe, por ejemplo, cómo se entrecruzan la discriminación racial con la discriminación por motivos de género, en los discursos xenofóbico y antimigrante, para bloquear el acceso a la salud sexual y reproductiva para mujeres migrantes negras.

Por otra parte, la directora de OBMICA Bridget Wooding señaló las consecuencias negativas de usar a migrantes trabajadores como chivos expiatorios en tiempos de crisis climática o desastres de origen natural. Sostuvo que “esta práctica les puede excluir de respuestas humanitarias y, al contrario, les puede exponer a discriminación, así propiciando la posible detención arbitraria o hasta deportación”. De manera que esta práctica no fue un escenario sino una realidad, por ejemplo, cuando se dio la deportación de trabajadores migrantes haitianos desde las Bahamas tras el huracán Dorian en 2019, independientemente de su estatus documental que en muchos casos fue positivo.

En cuanto al derecho a la salud, los Comités afirman que el control migratorio jamás debe realizarse en los hospitales o centros de salud, incluidas las maternidades, para que toda persona pueda acceder al servicio sin temor a ser detenida, deportada o denegada el servicio.

Las Recomendaciones generales 38 y 39 del CERD, que han de publicarse en el 2025, ofrecerán directrices para la elaboración de políticas públicas que serán de utilidad tanto para actores gubernamentales como la sociedad civil. Siendo la meta principal no solo erradicar la xenofobia sino también promover la cohesión social y la integración intercultural, a través del desarrollo de una narrativa sobre la migración basada en los derechos.