El llanto de un bebé que se escucha suavemente mientras habla el primer expositor parece irónicamente apropiado para presentar y representar la cruda realidad de las diásporas dominicanas y haitianas en Chile y los Estados Unidos (EEUU) durante la pandemia. El webinar de OBMICA y la Fundación Friedrich Ebert (FES), titulado "Los Nuevos Retos del Transnacionalismo: Las diásporas haitianas y dominicanas en la mira en EE.UU. y Chile en la era de Covid-19" tuvo lugar el 18 de junio.

Desde Santiago de Chile

Wenzer Salomón, de la Plataforma de las Organizaciones Haitianas en Chile, afirmó: “La migración es una forma de vivir, es gritar ayuda de una forma diferente”. La necesidad de ayuda viene desde los propios inmigrantes que migran para mejores oportunidades y al mismo tiempo desde los familiares en el país de origen que esperan la ayuda que los miembros de la diáspora pueden enviarles. Sin embargo, con la pandemia, la ayuda de la diáspora se da a la inversa: Héctor Villanueva de la Sociedad Dominicana en Chile (SODOENCHI) señala que la situación es tan ardua que ahora la diáspora dominicana está pidiendo ayuda de sus familiares en la República Dominicana (RD). Son los-as dominicanos y los-as haitianos, que no han formalizado su estadía en Chile quienes están viviéndolo muy duro. Algunos están en situación de calle, algunos logran quedarse con amigos pero muchas veces en situaciones de hacinamiento y otros no tienen qué comer. Todos se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad bajo Covid-19. Además, el Señor Villanueva agrega que hay inmigrantes sin documentos que son positivos con Covid-19 pero han sido rechazados por hospitales y clínicas porque las camas son reservadas para los-as chilenos.

Los otros amenazantes

Sin embargo, esta discriminación nacionalista no se desarrolla por si sola. La portada del diario La Segunda en Chile con una fotografía de una persona afrodescendiente y de su hijo para ilustrar el tema de la expansión del coronavirus lo demuestra muy bien (Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas 08/04/20). Actuar contra el racismo nacional en medio de la pandemia no ha sido nada fácil en Chile para los inmigrantes de la diáspora dominicana y haitiana. Los vínculos complejos entre el nacionalismo y el racismo se investigan desde hace mucho tiempo. Investigadores afirman que: “En Chile, como en la mayoría de las sociedades receptoras de migrantes, el racismo está fuertemente condicionado por la ideología nacionalista y por mecanismos y representaciones de la jerarquización de clases” (Pedemonte 2015). El conglomerado de la raza, la nación y la clase facilita la explotación y subordinación de los trabajadores inmigrantes, sin documentos, que los expositores de la diáspora dominicana y haitiana lamentan.

Complicaciones para quienes quieren regresar a casa o seguir su trayectoria migratoria

Las complejidades de esta situación no se detienen para quienes decidieron abandonar Chile debido a la falta de oportunidades y al fracaso de sus sueños en Chile. Son en su mayoría haitianos-as que han llegado en los últimos años y dominicanos-as cuya diáspora es relativamente reciente en Chile. La mayoría de los dominicanos en Chile ingresaron de forma irregular, causándoles problemas debido al trabajo informal a que se dedica. El Señor Villanueva subraya la suma de la gran inestabilidad económica, la falta de oportunidades académicas y laborales, y la discriminación.

Muchos dominicanos han intentado regresar a la RD, pero no lo han logrado en los pocos vuelos disponibles por falta de recursos necesarios y otros problemas. Mientras tanto, el Estado Chileno (El Desconcierto 2020) estaba intentando revertir un fallo de la Corte Suprema que prohíbe la firma de un certificado de no retorno a Chile de 9 años para las personas que abandonan el país bajo el régimen de retorno humanitario. Esto se hace junto con la reconducción de los procesos de expulsión pendientes. En cuanto a la diáspora de los-as haitianos, aquellos que quieren abandonar Chile no quieren regresar forzosamente a Haití, sino intentar llegar a los Estados Unidos cruzando a pie, por motor y por camión los países que los separan de su destino final, otro “el dorado.”

Desde California y Nueva York

 

Guerline Jozef, directora del Haitian Bridge Alliance, con sede en California, empezó la discusión de las diásporas en los EEUU hablando de los innumerables retos del referido viaje entre Chile y los EEUU. Además de la violencia y de las considerables dificultades que los-as haitianos pueden enfrentar durante el viaje, desde enero de 2019, cuando ellos llegan finalmente a la frontera de los EEUU, deben regresar a México para esperar su audiencia de solicitud de asilo (los llamados Protocolos de Protección a Migrantes). Estos protocolos hacen parte de una amplia panoplia de leyes del gobierno estadounidense, para bloquear la entrada a los EEUU a los migrantes y solicitantes de asilo. Mismo cuando las personas migrantes logran ingresar a los EEUU, pueden ser deportadas, incluso en medio de la pandemia. En efecto, se registran en la coyuntura actual más de 400 vuelos de deportados desde los EEUU hacia países como Haití y la RD, mientras que con el cierre de las fronteras en todo el mundo la tendencia ha sido suspender o disminuir las deportaciones.

Motivos de deportaciones

Estas deportaciones no son solo para condenados que cumplieron penas de prisión en los EEUU. Los-as inmigrantes que violaban las leyes de inmigración o incluso el toque de queda durante la cuarentena en los EEUU pueden ser detenidos y deportados.

Alba Lucero Villa, directora del Northern Manhattan Coalition for Immigrant Rights (NMCIR), da el ejemplo del riesgo que corrían los dominicanos que estaban ejerciendo su derecho a participar en manifestaciones contra el asesinato de George Floyd por la policía. Ella lo había señalado porque el racismo estructural que sufren los afro-descendientes en los EEUU no es algo diferente del racismo estructural que padece el sistema de inmigración de los EEUU. La Señora Jozef recuerda una de las instancias más terribles de esta historia de racismo migratorio que ocurrió entre 1991 y 1993 con otro virus- el virus del VIH-SIDA. Centenas de refugiados haitianos con el VIH-SIDA fueron detenidos en Centros de detención en Cuba (Guantanamo Bay) a raíz de la falsa hipótesis de que el virus se originó en Haití y que los haitianos estaban más expuestos que otras personas.

La situación hoy en los centros de detención, que no cumplen con las medidas de prevención del coronavirus, ni siquiera liberan a todas las personas quienes son más vulnerables al virus, es otro ejemplo fuerte de las vulneraciones de estándares internacionales y derechos de los inmigrantes. Con razón, la Señora Villa lo califica como “una pandemia dentro de una pandemia”.

Sin embargo, los-as inmigrantes en los centros de detención no son los únicos que enfrentan las debilidades de un sistema migratorio minado por el racismo estructural. Las diásporas dominicana y haitiana, lo enfrentan también en sus vidas cotidianas. La Señora Villa destaca que: “la pandemia ha expuesto los fallos sistemáticos que hay en nuestra comunidad y la desigualdad que existe en comunidades de color por décadas […] de negligencia, de diferentes niveles del gobierno federal que crean las condiciones que nuestras comunidades sientan los efectos más crudos de situaciones de crisis como éstas.”

No es una coincidencia que las comunidades de color, que incluyen a los latinos, tengan la mayor incidencia de muerte por coronavirus en los EEUU. Esto es así en virtud de la falta de acceso a servicios básicos como la salud y el irrespeto de sus derechos. Aquellos inmigrantes que no tenían la “green card” o la nacionalidad estadounidense, no han podido acceder a los programas de ayuda en respuesta a la pandemia de los Estados (excepto en California gracias al fondo creado por su gobernador). Hasta en familias étnicamente mixtas, el acceso a programas de asistencia social está en juego en los EEUU en el marco de políticas migratorias cada vez más restrictivas bajo la Administración Trump.